martes, 19 de marzo de 2024

El precio de ser el favorito del jefe: ¿vale la pena el sacrificio?

  
Creo que todos aquellos que hemos trabajado en el ámbito privado -y apostaría que incluso alguno del ámbito público-, podemos alegar que en casi todas las empresas hay un trabajador que destaca sobre el resto y no por ser el mejor compañero. El trabajador piensa que va a heredar la empresa.

Cuando doy el curso de PRL Básico me gusta preguntarles a mis alumnos si conocen a alguien con la mentalidad de que va a heredar la empresa o si, en algún punto de su carrera profesional, se han comportado así. La respuesta general que suelo recibir es sí a lo primero y no a lo segundo aunque, honestamente, por estadística estoy seguro que alguno dice no, bien por vergüenza ajena, bien por no ser señalado. 

Imagen de un Empresario con estrés.
Imagen generada por IA

    Desde el punto de vista de la PRL considero importantísimo centrar mi trabajo en formar e informar a los trabajadores sobre por qué no deberían ser esa clase de trabajadores. Este tipo de trabajadores son, en gran medida, raíz de muchos problemas psicosociales que brotan en las empresas. Un trabajador que actúa como futuro jefe emana una prepotencia y soberbia que hace “incómodo” trabajar con él, además que, debido a su predisposición a asumir más tarea de la que le corresponde, fuera indirectamente a sus compañeros a seguir su estela para no ganarse la desaprobación del empresario. Esto hace que, de cara a los compañeros, este trabajador no sea muy querido y, sin embargo, este trabajador prefiere no ser querido y valorado por sus compañeros porque suele ver a estos como inferiores: Solamente anhela la aprobación del empresario.

    Estrés, irritabilidad, incomodidad, inseguridad, etc., es la atmósfera que se respira en aquellas empresas en las que existe la presencia de este indeseado sujeto. Por ello, cuando me toca realizar una actuación en una empresa en la que existe este problema lo enfoco desde tres frentes:

  • De Técnico PRL a Empresario: Le comunico que existe este problema y los riesgos que pueda causar (que le suele dar igual esto la mayoría de ocasiones). Luego le comento que, siendo realistas, un mejor ambiente de trabajo hará que el rendimiento de la plantilla sea superior y, lo más importante, que el exceso de trabajo de unos pocos trabajadores no igualará la mejora productiva que supondría el hecho de que existiera un mejor ambiente de trabajo. Con un poco de persuasión y retórica se puede lograr que el empresario entienda que es preferible tener a todos contentos que tener una “guerra” en la empresa.
  • De Técnico PRL a trabajador/es problemáticos: Lo primero que suelo tratar es hacerle entender que su mentalidad no sólo es errada y que sus expectativas dentro de la empresa son poco realistas, sino que le trato de forzar a hacer un ejercicio de reflexión para ver si consigo vislumbrar empatía alguna. En caso de que pueda lograr corregir su actitud (de verdad, no solo de boquilla), todo estaría solucionado. De no lograr este cometido, tendré que volver con el empresario y hacerle ver que este trabajador es un gran problema y que, de seguir con esos comportamientos, puede lograr que el resto de la plantilla dimita (y no sería la primera vez).
  • De Técnico PRL a los trabajadores perjudicados: Lo único que puedo hacer -y creo que es lo mejor- es, si no son muchos, invitarles a un café (y si son muchos, invitar solo a los mandos intermedios. No me voy a dejar el salario en café.), y recordarles que, como trabajadores, son más fuertes unidos y que, como grupo, deberán hacerle entender al empresario que ellos valen más que el trabajador problemático. Hacer hincapié que siempre deberán emplear la vía del diálogo y la diplomacia. Respecto a cómo deben actuar con el trabajador que les está amargando la existencia, les suelo pedir mesura, calma y que, en el fondo, acepten que ese trabajador es libre de hacer lo que hace y que, si les sirve de consuelo, mientras ese sujeto se está matando trabajando para alguien que no le está valorando, ellos están en casa con sus familias. ¿Que luego tal vez reciban una reprimenda del jefe, que pondrá de ejemplo a este trabajador tan problemático? Tal vez, pero si tienen interiorizado que tienen vida más allá del trabajo, el consuelo de la nómina y el saber que el “pelota” del jefe trabaja más que ellos por el mismo salario, es probable que puedan tirar para adelante sin seguir acumulando estrés e irritabilidad.

¿Por qué hay trabajadores que se comportan como si fueran a heredar la empresa? Yo, a título personal, creo que por dos razones principalmente: Por la necesidad de garantizarse un lugar en la empresa (hacerse “imprescindibles”), o porque disfrutan creyéndose por encima de los demás compañeros. No creo que, en el fondo, haya alguno que se crea que va a heredar la empresa por hacer horas de más o destacar pisando a los demás. Un buen empresario no gusta de trabajadores que crean mal ambiente y no sepan trabajar en equipo y, si hubiera algún empresario que de verdad valorara positivamente estas conductas, esas empresas están condenadas a ser tóxicas y yo, como trabajador, recomendaría a los demás trabajadores que huyan. La vida de uno vale más que su trabajo, aunque en estos tiempos de escasez haga que parezca lo contrario. 

¿Le vale la pena al trabajador el sacrificio? No. Nunca. Va a crear un ambiente de trabajo tan malo que la jornada de trabajo se le va a hacer muy larga. Habrá problemas con sus compañeros y trabajar rodeado de gente que te detesta no es placentero en absoluto.También es importante dejar claro que la posibilidad de que vaya a heredar la empresa es irrisoria, por lo que crear mal ambiente, trabajar de más (cobrando lo mismo) y hacerle la pelota al jefe no compensa a nivel social ni a nivel profesional.

Si me lo permiten, contaré una anécdota personal que me pasó cuando me tocó realizar una actuación PRL en una empresa en la que sucedía esto.

Esta empresa era un bar-restaurante que, antaño familiar, ahora lo lleva -o llevaba-, el yerno del anterior dueño ya fallecido. Los trabajadores, que alternaban tareas entre el bar y el restaurante, me comentaron que un compañero llegaba casi dos horas antes de empezar la jornada y se quedaba hasta una hora después del cierre para “hablar” con el dueño.
Los trabajadores me comentaron que este compañero empezó a actuar así tras la muerte del anterior dueño y que, desde entonces, el actual dueño cada vez les exigía más e incluso les pedía llegar una hora antes “por cortesía”, cosa que es ilegal por cierto. Llegados a este punto me dijeron que nadie quería trabajar con él porque este compañero, ante la más leve falta de cualquier trabajador, se encargaba de avisar al dueño lo más rápidamente posible y, con frecuencia, exagerando los hechos.
Yo actúe rápidamente con el procedimiento que he descrito anteriormente. El problema es que ni el dueño ni el trabajador problemático me hicieron caso.
¿Qué pasó al final? Que los demás trabajadores empezaron a irse de la empresa, en el pueblo los posibles trabajadores ya saben lo que sucede allí y se abstienen tan siquiera de echar CV. Hace unos pocos días, de casualidad, me dió por mirar Portales de Empleo y, al buscar ese pueblo me encontré una oferta de empleo para camarero/cocinero de ese bar-restaurante y, en la descripción de la oferta de empleo, pude leer “Se busca camarero/cocinero con o sin experiencia para incorporación INMEDIATA”. Vaya, que son un barco, con el capitán y su mano derecha, pero sin tripulación.

Como conclusión, aclarar que este problema debe atajarlo el empresario de raíz. Los demás trabajadores no tienen responsabilidad alguna y yo, como Técnico PRL, cuando me toca ir a empresas en las que sucede esto, toca mediar para encontrar una solución, sabiendo que esta solución casi siempre pasará por hacerle entender al trabajador que no va a heredar la empresa y que la vida no trata de ir pisando a los demás.


           

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